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sábado, 10 de febrero de 2018

ES NECESARIA Y POSIBLE LA RECONSTRUCCIÓN DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR

COMUNICADO DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR
EL MOMENTO DE LA RECONSTRUCCIÓN
Compañeros y compañeras, militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR
A cuarenta y tres años de la muerte de nuestro compañero secretario general Miguel Enríquez, sabemos que hemos vivido un largo tránsito de derrota como organización revolucionaria, pero también sabemos que durante décadas y décadas han sido extraordinarios los esfuerzos por mantener desde las distintas perspectivas, el legado mirista en todo el territorio nacional.

En algunas circunstancias de forma silenciosa y cotidiano, desde lo más íntimo de nuestros compromisos, transmitiendo a las nuevas generaciones las experiencias de este rojo y negro. Y en otras, intentando mantener un vínculo colaborativo con diversas organizaciones populares, aportando nuestra perspectiva a la clase trabajadora o al conjunto de los sectores resistentes de este país.
RECONOCIMIENTO
Hoy, después de tantos años de repliegue, no podemos dejar de hacer un reconocimiento a los distintos militantes que han hecho un esfuerzo insistente por reconstruir nuestra organización, como también a los jóvenes herederos y herederas de nuestra familia militante que desde distintas dinámicas han mantenido las banderas del mirismo y su legado, dando continuidad a las ideas de socialismo y desarrollando a acción permanente, frontal y decidida contra el imperialismo en todas sus dimensiones.
En este transcurrir no podemos hoy dejar de saludar la experiencia de muchos de nuestros compañeros y compañeras, que a lo largo de los años han hecho el esfuerzo por mantener viva nuestra experiencia partidaria. Saludamos la experiencia del MIR EGP-PL que en plenos años noventa, periodo de transición, generaron una esperanza de reconstruir el partido a nivel nacional e internacional. En especial le rendimos un homenaje a los compañeros, que bajo plena democracia, perdieron la vida en este proceso. En especial al compañero José Muñoz Alcoholado (Chico Alejo), que por muchos años cumplió una valiosa labor de dirección en esta organización y que lamentablemente, hace pocos meses, asumiendo labores y compromisos revolucionarios en tierras venezolanas, fue víctima de un ataque cobarde, del Imperialismo que le costó la vida.
Valoramos también, muchas otras experiencias que, desde los distintos territorios del país, han tratado de mantener, de una u otra forma la alternativa rojo y negra. Compañeros y compañeras que año tras año, han desplegado diversas luchas a lo largo del país y, que hoy, de una u otra manera, se proyectan al interior del movimiento popular.
También saludamos a las otras experiencias revolucionarias que han nacido, heredando las convicciones de Miguel y Luciano, de los Hermanos Vergara, de Lumi Videla, de Paulina Aguirre, de Mario Vázquez y, tantos otros compañeros que, abrazando los principios de libertad y la justicia, han caído en combate, no sólo en Chile, sino que en las distintas latitudes del mundo y, que hoy nutren nuestra lucha.
En este sentido, también, saludamos a los compañeros del GAP (Grupos de Acción Popular), que por largos años han hecho una apuesta revolucionaria al interior del pueblo pobre. A la Juventud Guevarista que hoy se levanta con fuerza al interior del campo popular. A los compañeros de la Fuerza Pobladora, del Guachu, a los compañeros del norte y del sur. Y en general, a todos los compañeros y compañeras, que bajo estas difíciles circunstancias históricas, y desde nuestras fortalezas y debilidades, han podido mantener un grado de resistencia frente a este reacomodo neoliberal que hoy se fortalece, gracias a la protección institucional de esta democracia oligárquica, que se desarrolla con fuerza hoy en Chile.
Brindamos también un saludo, a las otras organizaciones y militantes, que si bien, no han nacido bajo el legado rojo y negro, han desarrollado distintas luchas por generar un país más justo. A los compañeros de la familia Lautarina, a los combatientes del Frente Patriótico y a los miles de compañeros que hoy se encuentran secuestrados en las cárceles del imperialismo. Y no podemos dejar de saludar, al conjunto de militantes que han hecho el esfuerzo de resistir desde las luchas sociales, desde el flagelo que genera este modelo neoliberal que no respeta los valores identitarios y, que amparados por nuestra legislación, usufructúa sin límite alguno, destruyendo, sin sustentación nuestro medio ambiente y los recursos naturales de nuestras regiones. Apropiándose de las energías, del agua y de todo lo que pueda generar suculencias utilidades.
Saludamos la gran muestra de valentía y lucha de la Nación Mapuche, que tras siglos de opresión, ha podido levantarse nuevamente contra el Estado chileno que ampara la exclusión y el racismo.
Entendemos y valoramos las acciones directas de sus organizaciones y denunciamos profundamente el trato que ha ejercido el Estado contra este pueblo. Estado que ha violado sistemáticamente todos sus derechos fundamentales, que no le ha temblado la mano a la hora de encarcelar, asesinar, torturar y cercar militarmente a los miembros de dichas comunidades.
Por último, no podemos dejar de reconocer nuestra propia experiencia, el MIR. Un actor de gran valor para la historia de lucha en este país. Además, ha echado raíces políticas al interior del movimiento popular en Chile. Una experiencia que si bien está llena de aciertos, también ha tenido muchos errores, pero que bajo diversas circunstancias o coyunturas, renace para ser fuente de lucha e inspiración para muchos actores en el campo popular. Una experiencia real de compromiso revolucionario que hoy se hace necesaria su rearticulación.
Renacemos para construir
ANÁLISIS DEL PERIODO
Un MIR que renace y se desarrolla, no por un afán romántico, que genera en los pequeños burgueses la idea de la revolución, sino más bien, renacemos porque en el ejercicio del análisis científico, dotado de método para entender y, junto a la práctica de lucha, al interior del movimiento social, nos permite redefinir, compromisos y tareas de reconstrucción frente al actual período.
Período donde los sectores dominantes corrigen sus proyecciones y remodelan el desarrollo de dominación económica, política y social en Chile. Profundizando las desigualdades y recreando las prácticas abusivas de explotación sobre los trabajadores de nuestro pueblo.
Si bien hoy el período indica importantes cambios en la dinámica de la sociedad chilena, donde las luchas se diversifican al interior del mundo popular, creando nuevos escenarios y nuevas problemáticas, se mantienen las mismas y más profundas contradicciones. Pero, ahora, bajo un modelo que ha tenido las herramientas para generar la invisibilidad absoluta de ellas.
Un modelo que por más de 40 años ha generado una falsa identidad, donde predominan hoy, los modernos espejismos virtuales, en que los valores esenciales para el desarrollo humano, se han ido hipotecando por los valores de una sociedad “líquida”, es decir, vacía, relativa, sin substancia alguna. Un modelo neoliberal, “moderno”, que genera entre muchas otras cosas, una sociedad de consumo que renueva el viejo sistema de esclavitud, por un nuevo sistema. Donde la población es sometida al sobre endeudamiento económico familiar. Donde los intereses que dominan nuestro país, siguen subordinados a los intereses de las grandes transnacionales, donde el rol del Estado, en lugar de tener un papel garante de la sociedad, termina defendiendo el interés particular de las familias más ricas de Chile.
Un Estado que, en su relación con el capital, termina siendo coaptado por el mejor postor y, donde los dividendos de la corrupción, genera una nueva profesión del robo.
Un país donde el discurso del Estado de Derecho, se instrumentaliza a favor de los dominantes. Donde el ordenamiento jurídico heredado por la dictadura, se pone al servicio de los sectores dominantes. Amparados por una constitución política que protege la propiedad privada, asignándole un carácter de derecho fundamental, como en ningún otro país del mundo.
NUEVAS FUERZAS
Por otro lado, si bien, evidenciamos un débil movimiento social, en cuanto a su organización y fuerza política, podemos decir, que en estos últimos años se han evidenciado nuevas experiencias de organización sindical, los que valoramos, como lucha contra el poder patronal y que le han dado, por lo demás, serios problemas al mundo del retail.
Valoramos también las luchas de las organizaciones que han recobrado fuerzas al calor de las movilizaciones, en torno a las demandas de salud y vivienda. Y, para que decir, de gloriosa experiencia del mundo estudiantil, que fueron capaces de posicionar la demanda de educación gratuita y movilizar a todo un país en torno a ella, un 2011. Donde los estudiantes secundarios y universitarios, fueron capaces de articular a los distintos sectores del movimiento social entorno a su demanda.
LOS PIES EN TIERRA
Pero, no nos podemos engañar. A pesar de estas significativas luchas y movilizaciones, siguen existiendo al interior de la mayoría de las organizaciones sociales y sindicales, formas y prácticas que permiten la coaptación de éstas, en pos de los intereses partidarios del reformismo neoliberal, o simplemente entregándose a las regalías de sus propios patrones. Donde la neblina de la participación ciudadana y la práctica del voto, siguen entorpeciendo el avance de clase. Y donde las expresiones revolucionarias avanzan a paso lento, sumidas en la individualidad y la falta de confianzas necesarias para aglutinar fuerza y referente. Donde las colectividades son muchas, diversas y pequeñas, avanzando en cada territorio, pero abandonadas al azar de las coyunturas externas. Sin capacidad absoluta de intervenir, de referenciarse y menos construir un programa político, o plan táctico, de carácter colectivo que pueda intervenir en cada coyuntura. Donde nuestros revolucionarios han perdido la claridad frente a la importancia de la reconstrucción del instrumento político y, si se lo han planteado, lo han hecho desde sus miradas cotidianas y territoriales, sin capacidad vinculante.
Las luchas del movimiento social sólo han dibujado un listado de reivindicaciones de carácter económico, donde las luchas políticas han quedado al margen de las movilizaciones. Donde se ha privilegiado el trabajo electoral por encima de los problemas más profundos, donde el movimiento no ha podido romper su aislamiento. Donde cada demanda popular ha quedado sumida en la soledad y a la falta de la necesaria concientización hacia el resto de los sectores sociales. Y donde las fuerzas dominantes logran desplazar el escenario de la lucha, de la calle, de la marcha, de la toma, a la sede del congreso o la casa de gobierno, sentados tomando café entre ministros y dirigentes de turno. Donde finalmente, las demandas de la vivienda, de la educación o la salud, de las NO MAS AFP, terminan durmiendo en los cajones del ministerio de turno. Y donde cada movilización, dependiendo del grado de legitimidad que tenga esta en el resto de la población, se le inmoviliza bajo distintos criterios de coerción, es decir, entre más aislada la movilización y menos legitimada, más fuerza policial y jurisdiccional penal contra ella (caso cuestión mapuche). Y, por el contrario, entre más legitimada en el resto de la población, menos represión en cuanto a fuerza, pero, más represión comunicacional, dilatación de negociación y espera de respuesta. Mecanismos propios de un Estado policial y desarrollo de Políticas de Seguridad Nacional, tan bien aprendidas en Israel o en las oficinas de la CIA Norteamericana o Escuela de Las Américas, tan visitadas por los militares de las democracias actuales y con sede en ConCon, V Región.
Por más que queramos analizar y profundizar en la situación del período, las condiciones de desigualdad y pobreza de este país, están a la vista, y a la vista de cualquier ciudadano, pero son los instrumentos de dominación, en este caso, las drogas y los medios de comunicación masivos que no dejan tomar conciencia de esta realidad y menos, tomar conciencia que la mayoría de la población es la que se somete y vive, las consecuencias de esta desigualdad.
Hasta el más ignorante de todos los ignorantes podría distinguir esta injusta realidad, pero la fantasía de la socialdemocracia democrática burguesa y sus promesas de cambio, no permite evidenciarla. Socialdemocracia que hoy se levanta incluso desde nuestros propios sectores del movimiento político de izquierda, pero una izquierda siempre ambigua que no dejará que el pueblo pobre se levante a través de sus organizaciones de poder popular. Coaptando militancia social, esa que ha deambulando y zigzagueado en los esfuerzos individuales, sin alternativa real de poder.
Es de este MIR, desde esta razón histórica de compromiso y desde esta mirada política, que creemos posible instalar la plomada necesaria para la recomposición de las fuerzas sociales y políticas revolucionarias en Chile.
LA IMPORTANCIA DE LA REARTICULACIÓN
Bajo esta lectura, es que hoy se vuelve de vital importancia la idea de la rearticulación de una columna de militantes revolucionarios, en pos de darle proyección política a las luchas del campo popular.
Si bien, consideramos que estamos viviendo una llave de salida pos derrota, también entendemos que es el tiempo de la reconstrucción, pero que si bien las condiciones objetivas siempre han existido, hoy topamos en las condiciones subjetivas, pero que con una ardua inserción y activación al interior del movimiento popular, avanzaremos en este intento de perspectiva.
Creemos que la responsabilidad es inmensa, reconstruir el partido bajo las experiencias ya vividas, ya sean erráticas o exitosas, nos darán la claridad y la madurez para avanzar. Pero estas experiencias se deben sumar a las nuevas experiencias del movimiento actual y sus militantes, las experiencias son muy valiosas a la hora de corregir y precisar los diseños.
Los vínculos de antaño, son vitales para generar un piso mínimo de infraestructura y vínculos territoriales, en la visión claro, de construir una nueva forma de hacer revolución desde las actuales experiencias, desde las ventajas de las tecnologías y los márgenes que genera el modelo. Estos elementos en conjunto con las nuevas experiencias y las nuevas generaciones sabrán sacar adelante este proceso.
Ya hemos vivido muchas batallas, algunas triunfantes, pero otras de gran tristeza, pero quizás sea el momento de levantarnos y salir luchando como tantas otras veces lo hemos hecho, y en tiempos más duros. Sabemos que el campo popular está muy distante de las ideas de la revolución, no somos ilusos, pero en la medida que avancemos en las prácticas y accionar concretos se resolverán paulatinamente esas distancias.
LA IMPORTANCIA DE NUESTRA GENERACIÓN BISAGRA
Entendemos que estos últimos años marcaron un necesario repliegue natural de nuestros militantes, pero hoy podemos contar con tres generaciones, que al momento de las tareas diarias y territoriales, son capaces de generar un escenario propio de articulación, con un país distinto pero no en su fondo. Y estamos seguros que sabremos sortear este nuevo proceso que se nos viene, un proceso donde las generaciones bisagras serán de vital importancia, generación que si bien, en su mayoría no vivió en su totalidad la experiencia histórica del partido, y todo lo que fue la resistencia contra la dictadura, ha sido capaz de nutrirse de esta experiencia y de todas las que han aspirado a su reconstrucción, y que hoy han desarrollado infinitas y nuevas expresiones de organización y militancia. Estos son los militantes, que si bien se nutrirán del pasado, podrán tener la distancia necesaria a la hora de corregir los propios errores históricos de nuestra experiencia y podrán inyectar al desarrollo de nuestra organización una mirada desde las actuales experiencias de lucha.
ESCENARIO
Los últimos tiempos
En estos últimos años el sistema político chileno ha dado variadas muestras de agotamiento y, así, lo ha percibido la generalidad de la población.
Por más de dos décadas la direccionalidad de este país se ha repartido entre dos grandes bloques políticos, la oligarquía nacional de derecha y los socialdemócratas de centro izquierda. Pero, esta situación podría variar por la presencia de un tercer competidor, mucho más dinámico y con una máscara mucho más “progre” pero igualmente socialdemócrata. Un sector más joven, sin mucha experiencia política, que proyectado desde las movilizaciones estudiantiles del 2011, ha sabido proponer un programa político para la clase media y ha podido incorporarse a la disputa de los escaños legislativos. Una clase media que ha visto en este referente una ilusión para que sus sueños aspiracionistas se vuelvan realidad, nos referimos a la nueva alternativa electoral Frente Amplista, que hasta este momento, ha hecho un excelente negocio al interior del mundo juvenil y profesional de la clase media con el apoyo de las esperanzas de la “ciudadanía”.
Sabemos a simple vista que una cuarta y verdadera alternativa de lucha popular, hoy no existe. Pero, sin embargo, sí sabemos que existe una realidad de desigualdades extremas, de más de cuatro millones de pobres, cesantía por sobre las cifras indicadas por el INE (que miden con criterios muy cuestionables), una economía que si bien a veces crece, sólo crece para los poderosos y sólo chorrea para la alta clase media. Donde los capitalistas de las transnacionales se han llevado todo a muy buen costo, donde el movimiento social sigue siendo débil, con una población víctima del manejo político, ideológico y policial del Estado, sumida en la ignorancia, en la delincuencia y en la droga, sin posibilidad alguna de desplegar un cuestionamiento emancipador de su realidad.
DESAFÍOS DESDE NUESTRO ACCIONAR CONCRETO
Con qué empezar
Sabemos hoy que la reconstrucción del partido podría convertirse en una tarea titánica que requeriría de la mayor seriedad revolucionaria. Y que cualquier intento en esta perspectiva debe estar dotado de la humildad y respeto necesario.
En este caminar no podemos sólo enorgullecernos de nuestra historia y de los significativos aportes que hemos hecho al interior del campo popular, también debemos ser serios y profundos a la hora de la autocrítica, porque, así como tenemos hermosos y significativos momentos, también tenemos dolorosos desaciertos.
Sabemos que existen compañeros que no han dudado de la necesidad de dar continuidad a la lucha por el socialismo y de la creación del instrumento político para su logro. Pero también sabemos que hay otros que han perdido o le niegan toda posibilidad a la reconstrucción de nuestra organización.
Que la familia mirista hoy este disgregada por todos los rincones del país y del mundo, no lo vemos como una desventaja, todo lo contrario, nos posibilitaría acumular fuerzas a partir de esta diversidad de experiencias del campo popular en toda su extensión. Y no podemos desconocer que estas experiencias han generado frutos de muchas nuevas organizaciones. Los colectivos de diverso tipo han sido las expresiones de organización de estos nuevos tiempos, han sido los espacios orgánicos para las nuevas militancias y las nuevas resistencias. Si bien, le reconocemos su importancia, creemos que hay que pasar a una etapa de articulación mayor en torno a un programa que sea capaz de unificar estos intereses. De ahí la importancia de nuestra experiencia militante y de ahí la necesidad del reencuentro de nuestras convicciones y de nuestras experiencias en pos de la reconstrucción del MIR.
LOS JÓVENES REVOLUCIONARIOS
En este transcurrir debemos de incorporar a los militantes jóvenes del movimiento popular. Ellos, a pesar de sus incredulidades y de cientos de interrogantes acerca de la historia de nuestra organización, han sabido levantar miles de experiencias y militancias particulares, al calor de nuestro legado y, también, en forma independiente de cualquier experiencia política y que hoy los hace ser un órgano de vida y de proyección política, donde su papel a la hora de la reconstrucción de nuestras organizaciones se volverá vital.
Jóvenes que están en la búsqueda de la militancia revolucionaria y que por las propias circunstancias históricas no han podido tener el espacio orgánico para su desarrollo, militantes del movimiento popular que han hecho experiencias llenas de sueños, pero también llenas de desconfianza hacia las antiguas experiencias. Desconfianzas que además se han fortalecido por las propagandas del derrotismo y también por nuestras malas prácticas, y deficientes claridades. Sabemos que en esta lucha hemos cometido profundos errores, pero también hemos sido parte importante de la historia política del campo popular. Hoy estas confianzas las generaremos en la medida que estemos dispuestos a reconocerlas en las prácticas concretas de nuestras luchas.
Las luchas hoy son diversas. Cada dolor social encierra una vida y una dinámica distinta, y tenemos que ser capaces de distinguir estas dinámicas y lograr de ellas su articulación, mediante diversos métodos y diseños de construcción. Pero esto no implica en absoluto que debemos abandonar todo tipo de experiencia y convicción orgánica, legada por nuestra organización. Muy por el contrario debemos desarrollar organización desde nuestra experiencia, pero resolviendo dinámicas propias de este tiempo al calor de nuestra práctica revolucionaria.
Es en este sentido que no queremos en nuestras filas sólo a los proletarios, queremos a los excluidos de todo tipo, a los miles de resistentes de este modelo, que si bien muchos han nacido al interior del campo popular, hay otros que resisten en diversos espacios y territorialidades.
Creemos que, si renace desde nuestro quehacer una experiencia de claridad política y con perspectivas reales de construcción, y vocación revolucionaria para estos tiempos, muchos serán los compañeros que ingresarán a nuestras filas.
Compañeros y compañeras, es bajo esta mirada, que nos hemos planteado la gran y difícil tarea de volvernos hacia nuestras experiencias, en la perspectiva que de una vez por todas, seamos capaces de reconstruir la fuerza revolucionaria necesaria para este período, pero desde las tareas y perspectivas actuales.
A partir de la reagrupación hemos comenzado. La tarea no ha sido fácil, hemos avanzado en el reconocimiento y vinculación de algunos de nuestros militantes históricos, que están dispersos en las distintas experiencias del campo popular. Sabemos que las realidades y las prácticas, como ya dijimos, son diversas, pero justamente la tarea pasa por develar sus características, sus necesidades y la importancia de su articulación en la perspectiva del desarrollo de la construcción de las tareas tácticas y teóricas para este periodo.
CON QUIÉNES
Dejemos que los socialdemócratas vivan su momento de plenitud y avance político, chocarán con su propia realidad, si bien se han levantado como nueva alternativa electoral, no podrán disputar el espacio social porque no tienen fuerzas en él. Más bien son nuestros revolucionarios miristas e hijos del mirismo, los que han desarrollado diversas dinámicas al interior del movimiento social. Quizás hoy tenemos más capacidad de inserción y proyección social que todas estas pseudo organizaciones de izquierda electoralistas, pero debemos de reconocer que la disgregación y la falta de vínculos fraternos y solidarios, entre los revolucionarios, nos alejan de fortalecer nuestras posibilidades de reconstrucción. Cuestión que debemos de empezar a sortear con el ejercicio permanente de vinculación estrecha con estos compañeros, generando confianzas no sólo sociales, sino también confianzas políticas desde el accionar cotidiano, solidario y de compromiso.
QUIÉNES SOMOS, DÓNDE NOS RECONOCEMOS
En todos estos años no hemos abrazado las banderas de la renovación, muy por el contrario, sabemos que muchos militantes no abrazaron las disidencias del gutierrismo, ni sus proyecciones y que han sido leales hasta hoy a los principios y la línea histórica del partido.
Esta nueva experiencia de reconstrucción la hemos tomado con mucha seriedad y esto implica el reconocimiento de todas las luchas de nuestra organización y los elementos fundacionales que hoy se vuelve de vital importancia para definir este periodo.
Y que quede claro, no somos ni hijos ni sobrinos del gutierrismo. Por el contrario, aprovecharemos de retomar lo que nos han usufructuado por décadas, la mística de nuestra organización, nuestra bandera y los órganos oficiales del mirismo. Ya será el tiempo que tengamos que pedir explicaciones en torno a la instrumentalización de nuestra historia y la instrumentalización de los héroes de la revolución. Organización que por lo demás hoy se nutre nuevamente desde la vía electoral, hipotecando lo poco de dignidad mirista que les queda en su experiencia. Sólo basta revisar el apoyo que le han dado al señor Ominami, revisar quién es el señor Marcos Enríquez y quiénes son los que lo rodean.
Ni el camino de la democracia oligárquica ni el camino de la socialdemocracia serán nuestros caminos, no hemos perdido la línea ni el espíritu subversivo de Miguel ni de Luciano, y no hemos perdido nuestros vínculos con el pueblo pobre, ni del campo ni de la ciudad. Por el contrario, es allí donde nos hemos atrincherado en este largo repliegue y es desde donde vamos a levantarnos como fuerza revolucionaria.
ACERCA DE LA LUCHA ARMADA
Hoy abrazamos, seguimos abrazando, todas las formas de lucha que ha dado el MIR, todas sus tesis, las sociales, las políticas y las militares. Saludamos las experiencias de los Grupos Políticos Militares de los comienzos, abrazamos la tesis de la Guerra Popular Prolongada (GPR) y las experiencias de las Milicias de la Resistencia.
Y saludamos también la experiencia y el apoyo que dio nuestra organización al presidente Allende, protegiéndolo en forma organizada a partir del Grupo Amigos del Presidente (GAP).
Pero también tenemos que ser honestos y claros con nuestra fuerza y con las organizaciones sociales, y con nuestros futuros militantes, mientras no existan las condiciones para la lucha armada, no tensaremos nuestra experiencia por ese camino, dejaremos que el propio proceso nos indiqué cuando será necesario la política de lucha armada. Creemos, como siempre ha creído el partido, que son las propias fuerzas del poder popular las que definirán esas formas de lucha y sus métodos, sus tácticas y estrategias. El propio pueblo organizado y la propia fuerza social revolucionaria, será quien deberá discutir lo necesario de la defensa de sus luchas y la creación de las fuerzas propias del pueblo.
No queremos caer en la construcción de aparatos, ni destacamentos militares, este período no indica esta perspectiva, pero eso no significa que cuando sea el momento o, se den las condiciones y necesidades, es decir algún ascenso significativo de las luchas de nuestro pueblo, no debamos estar preparados para aquello. Por el contrario, siempre debemos estar preparados para enfrentar la violencia del imperialismo y de los intereses de los sectores dominantes, que al momento que se vean amenazados sus intereses ejercen sin contemplación la violencia contra el pueblo. Es cosa de revisar, las distintas experiencias históricas donde los sectores de las clases dominantes han generado golpes de estado y guerras civiles en Chile. (Período años 1830, guerra civil, década de 1850-1860 guerras civiles, 1891 guerra civil y para qué hablar del golpe militar de 1973, y las distintas represiones ejercidas por el Estado en contra del Pueblo, Matanza de la Escuela de Santa María, por decir alguna).
Y hoy por lo demás vemos que hasta los carteles del narcotráfico se empoderan y protegen, ocupando a los jóvenes de nuestro pueblo para su defensa. Verdaderos soldados de protección para el narcotraficante. Si estos jóvenes, hijos del pueblo, están dispuestos a defender a sus líderes narcos, el día de mañana cuando logren entender su situación y adquieran conciencia de clase, con mayor razón defenderán los intereses de su pueblo.
Siempre debemos estar preparados para proteger nuestra experiencia. La lucha armada es más que la configuración de un cuerpo militar dispuesto a defender las luchas de su pueblo, la lucha armada es una forma de entender las luchas contra los poderosos en todas sus dimensiones. La lucha armada nace y se constituye en cada contradicción cotidiana. La violencia contra el modelo se traduce en cada ejercicio de resistencia. La lucha armada se configura en el día a día, tras un poema, tras un abrazo, tras una rabia contra el sistema, tras un canto, tras una barricada, tras un fusil y tras una bandera revolucionaria. Y se fortalece a cada instante en cada uno de nuestro rechazo y de nuestra disposición de lucha decidida contra los poderosos. Es la lucha histórica que se acumula en los desposeídos, en los descontentos y en los comprometidos, y no cabe duda alguna que esta fuerza tan poderosa, en algún momento se organizará y se encaminará.
NUESTRAS BANDERAS
El MIR avanzará con su bandera y sus convicciones, pero esta bandera debe ser la bandera de los más vulnerables de este país. Los sin casa, los cesantes, las madres que hacen horas y horas de esperas en los servicios de urgencia, los endeudados, los jubilados, los trabajadores subcontratados, los niños que suelen estar horas bajo el intenso frío de sus salas de clases, los, los profesores que ganan una miseria y que tienen que trabajar en dos o tres colegios para que sus hijos estudien una carrera universitaria, los jóvenes endeudados por veinte o más años por el CAE, por los millones de jóvenes que no tienen reales oportunidades de desarrollo y se someten al flagelo de las drogas y la delincuencia. Los miles de inmigrantes que trabajan precariamente para sobrevivir, sin ninguna protección, los millones de pobres de esta nación. Por la libertad y el reconocimiento de la Nación Mapuche, por el cuidado del Medio Ambiente, por la autodeterminación y la independencia económica, política, social y cultural de nuestro país, por un Chile justo y una América, fuerte y libre.
Compañeras y compañeros, un fuerte abrazo para todos los rebeldes de este país.
HOY EL MIR LOS NECESITA PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE NUESTRA FUERZA
Saluda desde los diversos rincones de este país,
EL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA, MIR
Noviembre del año 2017.
DOCUMENTO PARA LA DISCUSION.

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